Cuando eramos novios con mi mujer, los desechos digestivos
eran un tema tabú. Para la pareja uno no caga ni despide flatos. Una época
hermosa llena de misterios que uno preferia desconocer. La belleza, la
sensualidad y el sexappeal subsistían escondiendo las incomodidades de la depilación,
todo lo que pasaba puertas adentro del baño, la mentruación y el fuerte olor a
sudor.
Con la convivencia de la pareja, muchas de esas asperezas se
liman por necesidad. La confianza se hace plena y los estandares de
sensibilidad, elegancia y apariencia se flexibilizan desde la primera vez que
entras al baño de tu casa y hay olor a mierda. Pero nada, ni cien años de
convivencia te prepraran para recibir por primera vez el cago de un bebé.
"Uh, se re cago la puta madre. Y pasó hasta las
sábanas" La primer caca de un bebé no es parecida a ninguna que hayas
visto jamás. Ni si quiera se llama así. Una especie de petróleo crudo que no se
quita ni a manguerazos y que hace temblar a Mr Músculo.
Cuando mi hija hizo su primera deposición ya tenía 4 días de
nacida. Y no supimos que carajo hacer. Me di cuenta yo primero porque cuando la
levanto del cochecito siento mojada la mano. No era pis. La cena se interrumpió
para no retomarla nunca.
La humedad le llegó hasta la espaldita y arruinó el body
rosa que estaba estrenando. Y si el body se saca por la cabeza, quien fue el
perverso que diseñó los bodys sabiendo que si se manchan hay que pasarle el
body enmierdado por la cara para quitarselo???
Con unos tijeretazos se lo arrancamos y fue a parar a la
basura el pobre. Una vez superado el primer obstáculo comenzaba lo más
desafiante.
El pañal estaba repleto y rebosante de caca. Mi mujer lo
embolvió sobre si mismo pero fue demasiado para ella y se tuvo que ir de las
arcadas que le producían. No se la puede culpar. Ya de chiquitas a las nenas
les enseñan que si se sientan en la tabla del inodoro de otra casa o de un baño
público, se contaminan de millones de microbios y se enferman y se mueren. Ni
hablar de tocar mierda ajena.
Traté de apartar las piernitas hacia arriba y cuando lo
logré me di cuenta que la que tenía libre para limpiar era mi mano mala. Con
una técnica espantosa y desprolija procedí a rasquetear con algodón sin éxito.
El resultado fue peor. La suciedad no se estaba retirando, sino que se
deslizaba sobre la piel de la beba creando una película verdosa en zonas que
todavía quedaban limpias.
El paquete familiar Estrella parecía no alcanzar. Mi mujer
volvió pateando el tacho de basura y se llenó de algodones usados.
Luego de varios minutos y medio pomo de aceite calcareo,
nuestra hija quedó en condiciones mínimas de higiene. Mi mujer la cargó en
brazos, yo llené la bañadera de plástico terminamos bañandola integra y por
primera vez. Descubrimos que a la nena le gusta el agua.
La secamos de a dos para que no se enfríe. Puse otro
cambiador y mientras buscaba un pañal nuevo para ponerle noté que todas las
marcas de pañales tienen imagenes de patitos, elefantitos, un Bugs Bunny bebé,
un perrito y un montón de simbolos macabros que las marcas usan para forzar una
enfermiza relación con la tragedia fecal que acabamos de vivir.
La madre insistió en mantener el anonimato de la criatura |
La nena no lloró en ningún momento. Desconozco si estaba
cómoda estando cagada o qué. Nos sentamos en la mesa y mi mujer me hace notar
que todavía tenía manchada la mano desde que la levante del cochecito e hice el
descubrimiento. Recordé que la sabanita y el cambiador estaban sucios de mierda
y los fregué en la pileta del patio.
Yo había perdido el apetito pero mi mujer no
había comido casi nada. Por un momento estuve a punto de preguntarle si quería
que le caliente la comida en el microondas, pero me convencí que carne a la
mostaza no era un buen plato como postre de la noche.