jueves, 7 de marzo de 2013

Empañalado

Cuando eramos novios con mi mujer, los desechos digestivos eran un tema tabú. Para la pareja uno no caga ni despide flatos. Una época hermosa llena de misterios que uno preferia desconocer. La belleza, la sensualidad y el sexappeal subsistían escondiendo las incomodidades de la depilación, todo lo que pasaba puertas adentro del baño, la mentruación y el fuerte olor a sudor.
Con la convivencia de la pareja, muchas de esas asperezas se liman por necesidad. La confianza se hace plena y los estandares de sensibilidad, elegancia y apariencia se flexibilizan desde la primera vez que entras al baño de tu casa y hay olor a mierda. Pero nada, ni cien años de convivencia te prepraran para recibir por primera vez el cago de un bebé.
"Uh, se re cago la puta madre. Y pasó hasta las sábanas" La primer caca de un bebé no es parecida a ninguna que hayas visto jamás. Ni si quiera se llama así. Una especie de petróleo crudo que no se quita ni a manguerazos y que hace temblar a Mr Músculo.
Cuando mi hija hizo su primera deposición ya tenía 4 días de nacida. Y no supimos que carajo hacer. Me di cuenta yo primero porque cuando la levanto del cochecito siento mojada la mano. No era pis. La cena se interrumpió para no retomarla nunca.


La humedad le llegó hasta la espaldita y arruinó el body rosa que estaba estrenando. Y si el body se saca por la cabeza, quien fue el perverso que diseñó los bodys sabiendo que si se manchan hay que pasarle el body enmierdado por la cara para quitarselo???
Con unos tijeretazos se lo arrancamos y fue a parar a la basura el pobre. Una vez superado el primer obstáculo comenzaba lo más desafiante.
El pañal estaba repleto y rebosante de caca. Mi mujer lo embolvió sobre si mismo pero fue demasiado para ella y se tuvo que ir de las arcadas que le producían. No se la puede culpar. Ya de chiquitas a las nenas les enseñan que si se sientan en la tabla del inodoro de otra casa o de un baño público, se contaminan de millones de microbios y se enferman y se mueren. Ni hablar de tocar mierda ajena.
Traté de apartar las piernitas hacia arriba y cuando lo logré me di cuenta que la que tenía libre para limpiar era mi mano mala. Con una técnica espantosa y desprolija procedí a rasquetear con algodón sin éxito. El resultado fue peor. La suciedad no se estaba retirando, sino que se deslizaba sobre la piel de la beba creando una película verdosa en zonas que todavía quedaban limpias.
El paquete familiar Estrella parecía no alcanzar. Mi mujer volvió pateando el tacho de basura y se llenó de algodones usados.
Luego de varios minutos y medio pomo de aceite calcareo, nuestra hija quedó en condiciones mínimas de higiene. Mi mujer la cargó en brazos, yo llené la bañadera de plástico terminamos bañandola integra y por primera vez. Descubrimos que a la nena le gusta el agua.
La secamos de a dos para que no se enfríe. Puse otro cambiador y mientras buscaba un pañal nuevo para ponerle noté que todas las marcas de pañales tienen imagenes de patitos, elefantitos, un Bugs Bunny bebé, un perrito y un montón de simbolos macabros que las marcas usan para forzar una enfermiza relación con la tragedia fecal que acabamos de vivir.
La madre insistió en mantener el anonimato de la criatura
La nena no lloró en ningún momento. Desconozco si estaba cómoda estando cagada o qué. Nos sentamos en la mesa y mi mujer me hace notar que todavía tenía manchada la mano desde que la levante del cochecito e hice el descubrimiento. Recordé que la sabanita y el cambiador estaban sucios de mierda y los fregué en la pileta del patio.
Yo había perdido el apetito pero mi mujer no había comido casi nada. Por un momento estuve a punto de preguntarle si quería que le caliente la comida en el microondas, pero me convencí que carne a la mostaza no era un buen plato como postre de la noche.