lunes, 17 de diciembre de 2012

Entrenando paciencia paternal: Sala de espera infinita.


Hora 16:01

Llegué a Congreso.
La efímera bendición del aire acondicionado se esfumaba a medida que el calor húmedo del centro se me pegaba en la piel. Me puse a caminar por Rivadavia buscando la sombra. Son casi 7 cuadras pero llegué a la clínica todo transpirado y el culo hecho un reguero.



 16:17

Aprendí a golpes en que piso tenia que bajarme. En cualquier ascensor del mundo si estas en planta baja y querés subir 2 pisos tocas el botón que dice "2" y fin de la historia. No es el caso de esta pandemoníaca clínica que tiene el 2do piso en donde estaría el 4to. Ya sabia que yo tenia que apretar el "2EP" si queria llegar a destino. Sala de espera llena. Merodié hasta poder ocupar dos asientos contiguos y esperé a mi mujer.


16:22

Llega una panza y detrás de ella mi mujer. Se acerca al escritorio sin verme, con la frente perlada por el calor, presenta credencial y el sobreturno autorizado por la obstetra. Me acerco para escuchar que la recepcionista le dice «Armate de paciencia» mientras le devuelva la credencial. Mi mujer sonríe y psiquicamente responde «La concha de tu madre». Me saluda y nos sentamos.


16:30

Ya no tenemos calor. Pero la desesperanza va en aumento a medida que reconocemos entre los presentes varias mujeres embarazadas que esperan su turno para pasar por la misma doctora que nosotros. Nunca entablamos contanco pero de escucharlas hablar con quienes las acompañan ya sabemos sus nombres, a que se dedican y quienes de ellas esperan al sodero o hacen aquagym. Con mi mujer conversamos y nos ponemos al día.


16:42

Nuestra doctora despide a su primer paciente desde que llegamos y sin perder tiempo llama en voz alta a la próxima. En el consultorio hay varias puertas rotuladas con las especialidades Infectología, Flebologia (que por cierto, nadie tiene nunca turno con el, se debe rascar bien las bolas) Cardiología, Urología, y otros que no recuerdo pero terminados en "ología". Hay 2 Ginecología. En una atiende un bigote que no deja ver los labios del médico que lo lleva puesto y atiende a sus pacientes uno tras otro como disparo a repetición. En la otra nuestra doctora que a diferencia de su colega bigote es metódica, servicial, cálida pero parsimoniosa.


17:03

Con mi mujer ya no hablamos. En las sillas adelante nuestro cuatro gitanas gordas y sin corpiño (no, no calientan) hablan en su idioma que no entendemos pero todos podemos escuchar. Hasta los que están bien al fondo. Mi celular ya esta casi sin batería. Mi mujer se trata de acomodar en la silla pero sin éxito. Su mal humor empieza a crecer.


17:10

Sale la mujer que vimos entrar. Veintiocho minutos de consulta. A este ritmo puede atender a 2,14 pacientes por hora. En la sala hay más de 40 personas. Me reservo mis cálculos y trato de poner mi mejor cara de poker. Me refugio en mi celular.


17:19

Muere mi celular. Una de las gitanas pasa a atenderse con el bigote. Van de a una, como ya estudiamos en controles anteriores.


Sala de espera minutos después de llegar a la clínica.
17:25

Se liberan dos asientos de la pared. Nos mudamos allá. Ahora se puede apoyar la cabeza contra el durlock. La situación general es tan triste que esta pequeña victoria sea celebrada. Mi mujer mejora ligeramente su humor y me permito pedirle su celular para jugar al Angry Birds.


17:26

Al celular de mi mujer le queda 9% de batería.


17:31

Le devuelvo su celular. No se entera que ya agoté su batería también.


17: 36

La doctora despide a su paciente y llama al próximo. El nivel de mal humor de mi mujer viene en alza. El número de pacientes en la sala no se reduce, sino que se renueva. Le ofrezco a mi mujer una gaseosa. Acepta. Pago una Sprite en dólar blue en el snak-bar.


17:43

Sale la paciente que acaba de entrar. Aumenta la velocidad a casi 2,77p/h (pacientes por hora)! Llama dos nombres y madre e hija pasan juntas.


18:02

Madre e hija terminan su consulta. Nuestra doctora ha subido el ritmo a 3,13 p/h. Mi mujer no entiende este gran progreso y apoya vencida su cabeza en mi hombro. Una señora muy gorda acaba de entrar.


18: 25

El flebólogo sale de su consultorio y deja la puerta abierta. Las gitanas ya no están. La gaseosa está guardada en su mochila y alcanzarla despertaría a mi mujer.


18: 36

Sale la gorda. El promedio de p/h se fue al carajo «Gorda, que tenes una boca de tormenta en la concha hija de puta» Mi mujer duerme. Abro mi billetera para ver los papelitos que tengo adentro.


18: 50 y monedas.

Sale la paciente. La doctora llama a dos que no están en la sala. No hay nada que festejar, no están incluidas en las cuentas. Mi mujer se despierta. Le duele el cuello. Nivel de mal humor: "pasajero del Sarmiento horario pico".


19 casi en punto.

Descubre que no tiene bateria. Soy el egoista más grande del siglo y no puedo pedir más su teléfono jamás durante 3 reencarnaciones.


Sala de espera poco segundos antes de ser recibidos. 
7 y pico.

Perdí el ritmo de los pacientes. No reconozco si la que salió es la misma que vi entrar. El flebólogo jamás volvió. Hubiéramos sacado turno con el flebólogo.


20:??

La doctora despide su paciente, llama a otro y reconoce la cara de mi mujer -"Después venís vos, sabes?


??:??

Nos hace pasar a nosotros. Yo tengo sueño. El proceder es el mismo de siempre. Hace pasar a mi mujer, le mide la panza, nos hace escuchar su corazoncito (toda la tarde se acaba de recompensar) y nos despide amablemente en lo que me resultan apenas unos segundos. Pasamos por el baño antes de salir de la clínica. Ya esta todo desolado. No queda nadie «Siempre últimos la puta que te parió!!!» Once te recibe con toda su cariño: trapitos borrachos y recortes de tela en las veredas. Dos bondis de la muerte hasta llegar a nuestro barrio.


Error 404

Llegamos a casa. La sala de espera se comió crudo nuestro día. Llegamos para comer fideos y ver la mitad de graduados. No tengo ni la mas puta idea de que tengo que hacer mañana. El humor de mi mujer no existe. Quedó en stand by. Explotó en mil pedazos y solo queda una cáscara vacía que apenas sostiene los párpados. Sin embargo no desapareció, sigue latente ahí dentro y se lo cobrará doble mañana. El día se acaba y lo último que me dice mi mujer es un fierrazo a los dientes:

-En enero empiezan los controles semanales. Tenemos que ir todos los martes a la doctora.


Mierda.
Historia real. Sello de aprobación.

Edit: gracias a mi mujer que se copó con la foto aunque piensa que soy un boludo

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Es nena!







 -Y decime, que estas esperando?
-La verdad que quisiera nene.
-Bueno, te cuento que es nena.


"Pelotudo de mierda. Jueguito estúpido que me haces si ya sabias". El tipo que me parecia hasta entonces simpatico, sonrió, me recordo todo lo que me van a gastar mis amigos y siguió haciendo el escaneo.

-Si, 90% seguro que es nena.
Que tema, eh. Nena.

Lo que esperaba con un nene

Para cuando el sentido común vuelve al lugar que le corresponde, estas cosas son giladas. Porque ibas a ser vos quien decida el sexo? Te atrasaste 1500 años.
Pero hasta que llega ese momento la rabietas que te agarran son terribles.


"Pero como carajo paso??? Si los tiempos daban para que sea varon? Se fijo bien este boludo?"
-A mi no me digas nada porque el sexo lo pone el hombre, no la mujer"
Y para colmo estaba en tus manos hacer que tu primogenito sea varón.

Y mientras se movía muy descontrolada dentro de la panza, el médico dejaba el alma para ver si la podia medir.


-No se quiere quedar quieta, este es el tipico comportamiento de nena.
"Ya esta flaco, ya me lo dijiste. Hiciste ese entre bien de infeliz hace un rato para decirme que es nena. Listo, cortala".

-Te digo porque yo tengo nenes y zafe. Pero a mis amigos que tuvieron nena, puf! Pobres, como les dimos.

Lo mas sano para todos fue cambiar de tema.

Mas tarde me daria cuenta que mi suegro fue bendecido con 3 hijas. Y la hermana, la tia de mi mujer, con otras 3. Recé para que esa virtud no este en los genes.



-Como se mueve, che. A ver, mami, ponete de costado asi la podemos ver mejor y no estamos 6 horas.

Fue entonces cuando comenzó una batalla épica. Tardamos 6 minutos en poder ver la cabecita en el angulo necesario para tomar la medida. La nena se movía casi con furia. Cuando aparecia el rostro en el monitor, instantaneamente se volteaba. 1, 2, 3, una banda de veces. Querias verme el corazon? Chupala, te muestro el pie.

"Carajo, que mal se va a portar esta yegua" Mi primer pensamiento tan estupido que avergüenza.

-Mami, comiste algo recientemente? Chocolate o dulce?
-No, no.

La beba no se movia por capricho o por el reflejo instintivo que le produce el placer de ciertas comidas, la realidad era mucho mas profunda.

El doctor, para lograr la imagen tiene que presionar la panza de la mamá. El útero se aplasta y el espacio interno se reduce. Logicamente, el escaneo le estaba hinchando los huevos a mi hija.
Estaba manifestando su incomodidad, estaba peleando al doctor de la unica manera que podía: jodiendo.

"Mi hija esta defendiendo su lugar. Esta defendiendo todo lo que conoce. Mi hija es una guerrera"

Y me llene de orgullo...
Lo que me espera con una nena


El combate terminó, no por cansancio o porque haya tirado la toalla. Aquel doctor, un profesional experimentado, recurrio a la trampa. Presionó con los dedos en otra zona mientras la escaneaba por la espalda. Un ataque por 2 flancos. Sucio, rastrero y traidor.


Los estudios salieron bien y nos los dieron en el acto junto a un dvd donde se grabó todo el escaneo en formato .avi
-Está todo en orden, papis.


Quizas la única cosa que haya valido la pena de todo lo que dijo.
En el fondo, lo único que importa es eso. Que salga todo bien. Lo demas es cartón pintando.


Es verdad que flasheaba que iba a jugar con mi hijo adolecente a la play. Pero la vida es eso que pasa mientras te la pasas haciendo planes. Y a mi la vida me sorprendió con una nena que llego sin pedir permiso y cagándose de risa de mis pretenciones.


Y aunque ya soy blanco de los conchudos de mis amigos, que me recuerdan que vaya ahorrando para los 15 y que me acostumbre a la idea de que me presente un noviecito que escuche cumbia , la verdad es que ya me chupa un huevo.

Porque puede ser que no vaya a estar peloteando en unos años en la plaza con un nene
Pero ya me estoy enamorando de otra mujer; que no es mi señora, y que encima, todavia no nació.





miércoles, 22 de agosto de 2012

Conocimiento Pampeano


 -Uy! Se me volcó el vino
-Bueno, no importa. Alegria, alegria!





Pero lejos de estar contento vos puteas porque ese era un Calia Cabernet reposado en barril de roble.

Sabrá Dios cuando se inventaron y de donde vienen. Pero la tradicion a traspasado por una y otra generación para hacerte llegar el divino conocimiento de que si te tomas vino y comés sandia se te solidifica en la panza y te morís o que si te picó un mosquito hacete un pellizco con la uña en forma de cruz y te deja de picar.

Esta sabiduría ancestral que se transmitió de boca en boca se pudo rastrear en mi familia hasta situaciones bastante absurdas: mi tatarabuelo le prohibia a mi mamá que corra en la terraza porque le aflojaba las baldozas. Cáguense de risa, pero esta práctica que hace temblar las bases de la arquitectura civil es irrefutable desde los hechos. Las baldozas jamás se aflojaron.

En el campo y hace ya tiempo, en épocas donde lo tecnológico eran las puas de las tranqueras florecieron fábulas como la luz mala y el chupacabras. Los ruidos extraños, la muerte de una oveja o pronosticar el clima y pegarle eran grandes misterios que solo se podían desenmascarar a traves del conocimiento pampeano. El gaucho atrapaba un sapo, pegaba la oreja a la panza del bicho y segun como escuchaba los "croacuases" anunciaba lluvias o sequias.
Hoy no encontramos sapos en las ciudades tan facilmente pero los más viejos han desarrollado la habilidad de leer las lluvias según el dolor en su rodilla. Los de Weather Channel? Puras blasfemias.




Existen muchas ramas del saber antiguo. Médicas y Futurologas son las más usadas hoy día. Con buenos fundamentos, cualquiera es buena partera. Recientemente una de las más brujas de la familia de mi mujer ha pronosticado que el bebé que lleva en la panza será nena. El método utilizado fue esconder una cuchara y un tenedor debajo del cojín de dos sillas. Sin saber donde se encontraba cada uno mi mujer tenía que sentarse en alguna. Terminó sentandose sobre el cojín que escondía la cuchara: "Es nena!" se anunció. Razones? Motivos? Por qué chuchara y por qué tenedor? No lo sabré jamás pero ese día sentí que sortearon el sexo de mi bebé con una moneda al aire al cara o cruz.

Y si te salió un orzuelo en el ojo, no tiene el más mínimo sentido sacar turno en un dermatólogo. Frotas un anillo de oro sobre una tela y te lo apoyas sobre el orzuelo y VOILÁ! los poderes alquímicos del anillo lo borran como mágia.


He pasado el salero en mano y algún disimulado conocedor del tema me pide que lo apoye sobre la mesa. A diferencia de los supersticiosos que auguran a este acto a tener mala suerte, los conocedores de la sabiduría pampeana pronostican que el vinculo que une al emisor y al receptor del salero se rompe en peleas y discusiones.

Con el tiempo he aprendido a hacer caso omiso de tal brujería. La televisión, los medios y la vida cotidiana ha logrado distraernos hacia lo lógico y racional. Que mejor para combatir un miedo que ignorarlo? Pero hace unos días un amigo vino a conocer nuestra casa y no pudo dejar de señalar que tengo una planta, un potus para ser exacto, en un rincón.

-Ah, pero lo tenés en el suelo. Por qué no lo colgaste de la pared?
-No, no me gusta. Lo prefiero en el piso.
-Pero fijate que te crece para abajo. Hacelo trepar, de última sobre una varilla. Porque dicen que si crece y una hoja toca el piso el hombre de la casa se muere.

Y el muy hijo de puta estaba en el suelo con las hojas a escasos centímetros del piso. Me reí delante de él. Pero terminé poniendole la varilla y haciendolo trepar sobre si mismo. Mi drama es que sigue creciento y más crece, más lo voy armando para arriba como una piramide de potus. Mi orgullo impidió colgarlo y mi miedo impidió cortarlo. Quien sabe, muera degollado.
Y el potus sigue ahi creciendo y esperando a que me descuide quizás en un viaje de vacaciones y se decida a llegar al piso.